Mi viejita hermosa
Como olvidarme de usted si me vió crecer y jugaba conmigo, me alegró mis días con tan solo un beso en la mejilla y siempre me consentía hasta cuando no estábamos juntas. El poner un plato de comida cuando la veía y apapacharme con su sazón, era la mejor sensación que tenia por que en cada una de ellas lo hacía con tanto amor. En cada abrazo que me daba me tranquilizaba mi alma y lo cálido de su ser me decía sin palabras lo mucho que me amaba. Recuerdo esas tardes sociales donde con sus anécdotas arrancaba nuestras sonrisas, haciendo cada una de ellas tal especiales y llegas de alegría. Hasta que un 4 de febrero usted se marchó de mi lado, pidiéndole a Dios que todo fuera mentira, que no se la llevara por que usted es mi pilar principal. Con lagrimas en los ojos tuve que despedirla y un nudo en la garganta no dejaba que le dijera mis últimas palabras, pues sabía que el tiempo no fue suficiente para expresarle lo mucho que la quería y lo agradecida que estaba con usted. Que me perd